
Llegaron y se sentaron, cada uno en el lugar que le correspondía. Él se sentó en el medio de la sala de audiencia. Ella, hacia un costado, junto con el representante del Ministerio Público Fiscal.
A mediados de julio de 2019, la joven se encontraba en su casa. Muy temprano por la mañana, llegó su expareja. Discutieron y hubo un forcejeo. La agredió y oportunamente fue imputado por “lesiones graves calificadas por haber mediado una relación de pareja”.
Asistido por el abogado del foro local Gerardo Romero Agüero, solicitó la suspensión de juicio a prueba –también conocida como probation-. Ayer, en la Cámara Penal de Segunda Nominación se realizó la audiencia. El Tribunal estuvo integrado por los jueces Luis Guillamondegui, Silvia Martoccia y Fabricio Gershani Quesada. El Ministerio Público Fiscal estuvo representado por el fiscal Ezequiel Walther. El joven ofreció un resarcimiento económico de $10.000 y se comprometió a realizar trabajo comunitario.
Además, se destacó que el joven no cuenta con antecedentes penales ni contravencionales en su contra. El acusado manifestó no tener ningún tipo de consumo problemática y que solo ocasionalmente consume un poco de alcohol con amigos o en salidas.
Conocido el planteo, el Tribunal le dio la palabra a la joven denunciante, quien actualmente reside en otra provincia y viajó a Catamarca para esta audiencia. De modo espontáneo, dio su testimonio. “Estoy de acuerdo. Esto pasó hace tiempo. Fue una situación confusa. Al año volvimos a hablar sobre lo que pasó. Quiero terminar con esto. Antes no hubo otros hechos de violencia. Ahora vivo en otra provincia y no le tengo miedo. Fue por decisión propia que vine. Quiero que se cierre acá”, expresó.
Luego de haber escuchado con atención a la denunciante, el fiscal Walther advirtió que hubo una preparación para el caso pero, en ocasiones, puede haber alguna variable. Consideró que este caso puntual “es una excepción, única y aislada”. Valoró que la denunciante llegó a la audiencia y “libre y voluntariamente” accedió.
Además, señaló que se respetó el derecho de la denunciante a ser oída. “Se escuchó de primera mano y de boca de la víctima. Es caso aislado y único, atendible a su voluntad. No hay registro de ciclo de violencia”, precisó. Ante esta situación tan particular, luego de haber oído a la denunciante, decidió “hacer caso a su voluntad”.
Luego, el joven desde el banquillo de los acusados miró a la denunciante y le pidió disculpas. Ella, desde su lugar, las aceptó.
Tras un breve cuarto intermedio, el Tribunal por unanimidad resolvió conceder el beneficio. A la vez, fijó pautas de conductas, por el término de dos años. Asimismo, se estableció que debe capacitarse en la temática de género.
“Quiero terminar este proceso porque había pasado hace mucho tiempo, para cerrar un ciclo. Con él ahora estamos bien. Hace mucho que terminó ese conflicto que teníamos. Somos dos personas que van por caminos separados, haciendo su vida tranquilos”, expresó la joven, tras conocerse el veredicto.
La denunciante llegó a la audiencia sin la representación de un abogado querellante. Solamente, contó con la representación del fiscal de Cámara. “Hablé con él (su denunciado) y le dije que le estaba dando una nueva oportunidad; que venía de buen corazón por todo lo que nos habíamos querido. Solo vine a poder terminar todo esto. Tuvimos la oportunidad de hablar, de presentarnos y soltar lo que había pasado hace mucho. Fue un caso que se descontroló. La violencia de género es horrible. Dicen que es contra mujeres, pero también hombres. Algunos denuncian y a otros no les toman la denuncia o no les dan importancia. Es difícil. En cada caso particular se debe revisar bien”, comentó.