Un reciente hecho de sangre volvió a poner el foco en la violencia de género y los trágicos desenlaces.
“No tuve opción… era él o yo”, es una frase que se repite en varias historias de violencias. Los femicidios –lamentables hechos de violencia extrema que se repiten a diario- tienen su contraparte en hechos de sangre, muchas veces relacionados con la defensa de una mujer por conservar su vida.
El martes último, Ana Rodríguez, una joven de 18 años, se convirtió en protagonista involuntaria de una nueva historia de violencia. Durante la siesta tuvo una discusión con Rodrigo Nieva, un hombre de 36 años, con quien había estado en pareja durante unos meses. De acuerdo con información a la que pudo acceder este diario, ella había decidido poner fin a esa relación. Esa tarde había vuelto a la precaria vivienda que compartían para retirar sus pocas pertenencias. Discutieron y la situación se agravó. Hubo tensión. Era la vida de ella o la de él.
Ana contó en su momento que su pareja le apoyó una navaja sobre el cuello. Ella buscó defenderse, como sea. En su intento por defenderse le habría asestado el arma blanca en el tórax. Ella salió de esa casa y él la siguió, malherido. Un vecino dio aviso a la Policía y se procedió con el trámite de rigor.
Ana quedó detenida. El fiscal de Instrucción en feria, Hugo Leandro Costilla, la imputó por el delito de “homicidio agravado por mediar una relación de pareja en grado de tentativa”. La joven, asistida por el abogado del foro local Víctor García, aseguró que se defendió, que había dejado la relación y que solo había regresado a esa vivienda a retirar sus cosas.
Tras la indagatoria y los primeros elementos reunidos, el representante del Ministerio Público Fiscal resolvió excarcelar a la joven con una caución personal de $100.000. Consideró que su relato tenía fundamentos. Al mismo tiempo, valoró informes sobre su situación. Ana, desde los 13 años, se encontraría en situación de calle; no tendría contención de su familia. Además, la navaja utilizada pertenecería a la víctima, quien decidió no presentar ninguna denuncia en su contra, para no perjudicarla.
La violencia contra la mujer es un flagelo que no discrimina. Sucede en distintas clases sociales, etnias y religiones. Al igual como sucede con los abusos sexuales en la niñez, suele existir el prejuicio social de que “solo ocurre en determinados grupos sociales, marginados”. No obstante, especialistas en la temática advierten que la falta de educación, de trabajo y el consumo problemático de sustancias conforman un caldo de cultivo “ideal” para que proliferen las situaciones de violencia.
¿Qué hacer o dónde ir para pedir ayuda?
*Mujeres, niños, niñas y adolescentes, personas adultas mayores o con discapacidad o del grupo de diversidad sexual o migrantes suelen ser las principales víctimas de violencia familiar y de género.
Algunas recomendaciones
*Ante una posible situación de violencia, se encuentran habilitadas las Líneas de Asistencia, Contención y Refugio por Violencia de Género. Pueden llamar al 144 o comunicarse vía whatsapp a los teléfonos 3834200144 y 3834027684.
*Las personas que quieran denunciar hechos de violencia pueden dirigirse a la Unidad Judicial Especial de Violencia Familiar y de Género, ubicada en Avenida Maximio Victoria 118. También pueden presentarse en las Unidades Judiciales de Capital, Valle Viejo y Fray Mamerto Esquiú. En el interior, pueden dirigirse en las comisarías.
*También funciona la Línea de Asistencia y Protección a las Personas Adultas Mayores 3834318660.
*La Línea 102 de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes funciona las 24 horas, los 365 días.
*El Servicio Local de Capital de Promoción y Protección de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes cuenta con la línea 3834 606915, que funciona de 9 a 13. A través de este servicio se pueden realizar consultas y asesoramiento.Fuente Diario el Ancasti.